OCURRIÓ UNOS DÍAS ANTES de que lo que el diario El País llama “trama corrupta vinculada al PP” saltara a su portada y ocupara los días y las noches de periodistas y, sobre todo, de políticos. En una de las cintas que los fiscales analizaban en su investigación, y cuyo contenido se conoció después tras filtrarse al diario de Prisa, Isabel Jordán, una de las colaboradoras del jefe de la familia, es decir, Francisco Correa, se jactaba de haber pagado una factura de nada más y nada menos que 30.000 euros en una tienda de ropa llamada Milano, cantidad destinada a trajes de esa firma para "el Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana", Francisco Camps. Según la tal Jordán, claro.
Ni cortos ni perezosos, los investigadores decidieron abrir una pieza particular sobre el asunto, y puestos al corriente de que el presidente valenciano acude habitualmente a una boutique de la capital del Turia a comprar trajes a medida, decidieron recabar información por ese lado. Cuál sería la sorpresa, y el susto, por qué no decirlo, del dueño de la tienda, un antiguo empleado de Milano venido a más, cuando aparecieron en la misma policías y fiscales para llevárselo a declarar. Tras someterlo a un intenso interrogatorio, el modisto, o sastre, fue puesto en libertad, y para ese momento policías y fiscales ya lo tenían claro: lo de los trajes en Milano era un farol.
En efecto, el sastre de Camps dejó claro a los investigadores que el presidente de la Generalitat ni se compra los trajes en Milano ni permite que nadie se los pague: los abona él de su bolsillo, y casi todos en la tienda de este buen hombre que ya conoce sus gustos y sus medidas. Gustos y medidas sobre los que, incluso, mostraron interés los interrogadores de este trabajador de la moda. Ahora ya saben cómo viste Camps, qué colores son de su agrado, y si las solapas le gustan más o menos anchas… Todo muy instructivo a la hora de desmontar la “trama corrupta vinculada al PP”. En esto de la investigación de la corrupción política, nunca viene mal un curso de corte y confección, por si acaso tanto esfuerzo acaba con un ‘siete’.
1 comentari:
Interesante... pero el hecho que Camps le pague siempre religiosamente (o laicamente, allá él) los trajes a su sastre (faltaría más) no excluye la posibilidad de que también compre alguno, o deje que se lo regalen, en otro sitio... una infidelidad que, por lógica, no le iba a confesar a su sastre (las infidelidades no se confiesan; eso es casi un axioma).
O sea, que aquí aún no se puede dar nada por sentado y la solución, en el último capítulo, que vete a saber cuándo lo retransmiten. Porque esto no me suena a miniserie: más bien a culebrón venezolano.
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