Ni cortos ni perezosos, los investigadores decidieron abrir una pieza particular sobre el asunto, y puestos al corriente de que el presidente valenciano acude habitualmente a una boutique de la capital del Turia a comprar trajes a medida, decidieron recabar información por ese lado. Cuál sería la sorpresa, y el susto, por qué no decirlo, del dueño de la tienda, un antiguo empleado de Milano venido a más, cuando aparecieron en la misma policías y fiscales para llevárselo a declarar. Tras someterlo a un intenso interrogatorio, el modisto, o sastre, fue puesto en libertad, y para ese momento policías y fiscales ya lo tenían claro: lo de los trajes en Milano era un farol.En efecto, el sastre de Camps dejó claro a los investigadores que el presidente de la Generalitat ni se compra los trajes en Milano ni permite que nadie se los pague: los abona él de su bolsillo, y casi todos en la tienda de este buen hombre que ya conoce sus gustos y sus medidas. Gustos y medidas sobre los que, incluso, mostraron interés los interrogadores de este trabajador de la moda. Ahora ya saben cómo viste Camps, qué colores son de su agrado, y si las solapas le gustan más o menos anchas… Todo muy instructivo a la hora de desmontar la “trama corrupta vinculada al PP”. En esto de la investigación de la corrupción política, nunca viene mal un curso de corte y confección, por si acaso tanto esfuerzo acaba con un ‘siete’.
1 comentari:
Interesante... pero el hecho que Camps le pague siempre religiosamente (o laicamente, allá él) los trajes a su sastre (faltaría más) no excluye la posibilidad de que también compre alguno, o deje que se lo regalen, en otro sitio... una infidelidad que, por lógica, no le iba a confesar a su sastre (las infidelidades no se confiesan; eso es casi un axioma).
O sea, que aquí aún no se puede dar nada por sentado y la solución, en el último capítulo, que vete a saber cuándo lo retransmiten. Porque esto no me suena a miniserie: más bien a culebrón venezolano.
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