
En todo caso, me parece que el Gobierno sigue en el parcheo y no se da cuenta o no quiere o no le interesa entrar en el fondo de los asuntos que han llevado a la economía española a ocupar un puesto de farolillo rojo en lo que a competitividad se refiere. Vendernos que está poniendo las bases de un cambio en el patrón de crecimiento por el hecho de hacer una ley en la que nos va a decir qué sectores son de futuro y cuáles no lo son y hay poco menos que erradicarlos, como es el caso del ladrillo.
Si Zapatero escuchara a los economistas y se tomara en serio la grave situación de la economía española, se daría cuenta de que lo que está proponiendo con la sostenibilidad y lo verde no nos va a sacar del atolladero en el que estamos. Y, por cierto, tampoco nos aclara mucho cuánto nos a va costar esa fiesta verde en un momento en que nos sobra capacidad instalada. De hecho hemos sabido por Expansión que los feos molinillos hay que apagarlos por la noche para que no sigan generando una energía que no se necesita. Eso por no hablar de los ordenadores para los niños que parece que están en el aire.
En fin, ya veremos en qué queda todo lo prometido. De momento, se les ocurre volver a instaurar el Impuesto sobre el Patrimonio. Qué aportación.
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