diumenge, 26 d’abril del 2009

La reina del circo

AHORA QUE MI BARRIO se ha llenado de folclore andaluz, por estas cosas inhumanas de la Feria de Abril de Barcelona, o sea, la de pega; me ha dado por hacer inventario de todo lo que hace castiza a España. La lista es inacabable y recurrente, pero en pleno sudocu festivalero di con un símbolo más que caracteriza a la España profunda. Sólo en este país, el Gobierno ha tenido históricamente un ministro, por lo menos, del que todo el mundo se ha reído a carcajada limpia. Tanto es así, que la cartera de ministro Payaso debería instaurarse como de obligado cumplimento.

Hemos terminado con la mandíbula desencajada no porque tuvieran gracia, para colmo todo lo contrario, sino por aquéllo, también tan patrio, de que el español su mal espanta cantando o riéndose de él. Desde Moratinos hasta Matutes o Magdalena Álvarez, pasando por Esperanza Aguirre en Cultura o Celia Villalobos en Sanidad. Vaya tardes de gloria ministerial nos han hecho vivir. Y a cual peor.

Pero Zapatero, el muy bárbaro, decidió quitarnos de un plumazo a Magdalena Álvarez de Fomento y dejarnos sin distracción nacional a cuenta de los cierres de aeropuerto, socavones en los túneles del AVE y de su chulería parlamentaria digna de la barriobajez más burda ¡Ahh! Pero a cambio nombró a la nueva reina del circo. Y que mejor que una experta para desempañar tan noble tarea, la de entretener. Esta vez pondremos una profesional de la comedia, pensaría Zapatero, y decidió que la nueva payasa del Gobierno sea, por decreto, Ángeles González-Sinde.

El problema es que es poco diestra en lo suyo, por lo que dicen quiénes han visto la película surgida de su último guión. Según los blogueros de El País, Jordi Minguell y Álvaro Pérez, el “bodrio inabarcable” de ‘Mentiras y gordas’, el intento de película en cuestión, está dirigido al “público chacho”, “una parte de la población con una sensibilidad cinematográfica labrada a golpe de zapping”.

Las críticas negativas de los medios de Prisa no terminan ahí: en la SER, dos personalidades relevantes como Javier Rioyo y Carlos Boyero fueron, quizá, los más crueles con la película: el guión de González-Sinde “da escalofríos” y se suma al “montón de guiones horrorosos” escritos por la Ministra. ‘Mentiras y gordas’ es “una operación comercial”, “no le ha gustado a nadie que va al cine habitualmente”, y es “espantosa” hasta el punto de que “resulta complicado encontrar adjetivos” pues es “de las cosas más tontas” filmadas últimamente en España.

También en el diario El País, Jordi Cota afirma que “creen haber hecho ‘Trainspotting’ pero les ha salido algo más parecido a José María Carrascal o a Martín Vigil”. Más moderado, Alberto Bermejo, en El Mundo, escribía que “es difícil encontrar alicientes narrativos o cinematográficos a este aparente retrato generacional”, con “situaciones repetitivas e impostadas” que propician “aburrimiento y desinterés”. En ABC, Antonio Weinrichter critica la “ausencia de punto de vista” del filme y que “se echa de menos algo de humor”. En Cinemanía, tras hacer notar que es “un retrato simplista de la juventud” y darle un 1,5 sobre 5 de valoración, Irene Crespo se pregunta si en serio es así la juventud actual.

La película de Albacete, el director, y González-Sinde, que cuenta con el reclamo de incorporar a ‘actores’ jóvenes de series televisivas de éxito (Alejo Sauras, Ana de Armas, Mario Casas, Yon González) en escenas de gran crudeza de lenguaje y sexo, está siendo un éxito de taquilla, con una recaudación esperada de cinco millones de euros. Estos datos harían que la película co-escrita por la Ministra pueda optar a una subvención de en torno a un millón de euros. Qué curioso que no incurra en ninguna incompatibilidad. Y es que Zapatero no acierta ni eligiendo a un buen cineasta, o al menos que lo parezca. Con la altura que le habría dado Woody Allen al Ministerio; fijaros que sin pasar por el Consejo de Ministros ya ha hecho más por el cine español que todos los gobiernos juntos.

Pero como el Presidente insite en que el tema vaya de payasas, aquí dejo otro chiste malo. Leo en El Economista que el Ministerio de Cultura ha condonado a la EGEDA –es decir a los cineastas españoles- el pago del canon digital, el impuesto preventivo que grava los CD por si acaso pirateas. Desternillante.

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