dimecres, 29 de juliol del 2009

POR UNA FILTRACIÓN SUPO Luis Bárcenas este fin de semana que el juez Monterde está redactando el suplicatorio para actuar contra él por presuntos delitos de cohecho y fraude fiscal. Por tanto, se va un minuto antes de que se cumpla la condición de su alejamiento transitorio como tesorero del PP, aunque sigue atornillado al escaño del Senado que le otorga el aforamiento. Fueron suficientes los contactos de su abogado, Miguel Bajo, en el Tribunal Supremo, para aconsejarle ese paso atrás que, salvo Rajoy, Arenas y Ana Mato, le venían reclamando todos los dirigentes del partido.

Así que después de asistir en silencio al comité ejecutivo, el último de la temporada política, se reunió a solas con Mariano Rajoy, le presentó su renuncia como tesorero del PP y ambos cocinaron los dos escuetos comunicados que hoy se publican en los medios. Solo hasta que se demuestre su inocencia, aclaran ambos. Por lealtad al PP y a su presidente, precisa Bárcenas. De común acuerdo con Rajoy, añade. Una sutil forma de despreciar a los órganos de dirección, aunque se atribuye a todo el PP el depósito de confianza en la inocencia de Bárcenas que expresa el comunicado oficial.

La dimisión de Luis Bárcenas tiene una primera consecuencia en el PP. Desvía la tensión hacia Francisco Camps, que es la otra punta política de un iceberg llamado 'Gürtel'. Solo en apariencia. Me explico. Tal vez el presidente valenciano quede más expuesto ahora en ámbitos mediáticos y políticos. Sin embargo, conviene no olvidarse del protagonismo de Bárcenas en un sumario de 30.000 folios, donde se reflejan episodios todavía inéditos. Si con el secreto de las actuaciones se disparó el grado de conocimiento sobre la vida y milagros del tesorero, imaginemos el cuadro cuando se levante el secreto sumarial. Es cierto que entonces las referencias ya serán al ex tesorero del PP, pero seguirá viva su condición de parlamentario de este partido.

Hasta ahora han sido medios de comunicación. Luego pueden ser autos de procesamiento. Uno para Bárcenas, en el Tribunal Supremo. Otro para Camps en el Tribunal Superior de Justicia de Valencia. Eso no ha cambiado en absoluto. Ambos seguirán conteniendo la respiración ante los autos judiciales que les acerquen o en su caso les alejen del banquillo. Ese horizonte, el judicial, no está cerrado ni mucho menos para ninguno de los dos. Por eso no se entiende que dentro y fuera del PP se interprete esta dimisión “transitoria” como un alivio para Rajoy en vísperas de las vacaciones de verano.

Amén de que bajará el ruido de pasillos, solo como elemento de prueba contra quienes le creían sometido al chantaje de Bárcenas podría el líder del PP rentabilizar la caída del tesorero. En lo demás, el caso Gürtel seguirá siendo el gran quebradero de cabeza de Rajoy. Como mucho disfrutará de la tregua que se avecina en el calendario judicial, despachando el inminente suplicatorio como un permiso que el juez Monterde pide al Senado para indagar en la conducta supuestamente delictiva del tesorero del PP mientras ejercía como tal.

Solo eso porque, en realidad, oficialmente el PP sigue creyendo en la inocencia de Bárcenas, que al final podrá demostrarla, que las pruebas son muy endebles y que el desenlace judicial sólo podrá ser el archivo o la exculpación . Es más, en la calle Génova no creen que la petición de suplicatorio por parte del juez Monterde sea algo inminente. Bueno, cada uno es libre de engañarse como le venga en gana.

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