El guiño a las mujeres, impagable granero de votos de su personal PzOE viene a través de Trinidad Jiménez y, sobre todo, de Elena Salgado, cuyas primeras palabras suponen una réplica casi exacta del lema obamiano: "Sí, podemos y lo vamos a lograr". ¿Con qué programa? ¿Qué ideas originales? ¿Qué fórmula digna de su espectacular currículo? El diálogo. Más de lo mismo, pero con maquillaje y peluquería. O sea, ZP en estado puro.
La vertiente roja de la crisis obedece a la misma estrategia del engaño y la tramoya: donde no hay talento, sectarismo. En lugar de competencia profesional, incondicionalidad política.De manera que Pepe Blanco, que acaba de perder en Galicia y cuya mayor virtud es la eficacia implacable con la que ha laminado del socialismo actual cualquier vestigio de felipismo díscolo, viene elevado a la categoría de ministro de Fomento, el de mayor gasto público. Y Manuel Chaves, timonel prácticamente vitalicio de esa Andalucía que encabeza el ranking europeo de parados, acude presto a hacerse cargo de las relaciones con las Comunidades Autónomas, a ver si su natural salero acompaña la soledad del Gobierno en el Congreso. De Gabilondo y de González-Sinde huelga cualquier comentario. El apellido del primero y la trayectoria de la segunda a la cabeza de los pancarteros del cine subsidiado, hablan por sí solos. Que se preparen las televisiones privadas, porque habrá que seguir pagando vía impuesto revolucionario lo que no consigue la taquilla.
Pero lo mejor, lo más propio de nuestro héroe patrio, lo más descaradamente burdo, es lo de envolverse en el manto del deporte a ver si se le pega algo de Rafa Nadal, o de Iker Casillas, o de Pau Gasol o de Fernando Alonso. El, que tan atlético porte luce, va a ocuparse personalmente de enriquecer el medallero de nuestra selección de fútbol. El se sacará la foto con todos nuestros campeones y compartirá con ellos los laureles que conquisten... Lo dicho: tontos, sí; tanto, no.
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