DE MERO CAPRICHO PODRÍA tildarse la decisión de Zapatero de mantener a Miguel Angel Moratinos en Exteriores tras una gestión errática y repleta de errores. No se me ocurre otra respuesta para quiénes me han preguntado sobre su continuidad, aunque yo mismo aposté –no fui el único- por su relevo. Moratinos es uno de los tres ministros, junto a una debilitada Fernández de la Vega y Elena Espinosa, que veía fuera del Gobierno. Los tres siguen en el Consejo de Ministros desde el primer Gobierno de Zapatero. Así que da la impresión de que el presidente se encandila con sus fichajes a la misma velocidad con la que se desengaña.
Ahí están los relevos de Bernat Soria, una estrella que se ha apagado rápidamente, y de César Antonio Molina. El pecado de éste ha sido la osadía de enfrentarse con la industria del cine español, un poderoso lobby que ha conseguido situar a Ángeles González-Sinde al frente de Cultura. Ello hace temer un fuerte aumento de las subvenciones para su sector y un mayor proteccionismo de los derechos de autor a base de impuestos preventivos, en línea con los intereses de la SGAE. El gravamen de CD, DVD, móviles, reproductores MP3 y similares salió de esos pucheros. De momento Zatepé ya ha conseguido que arda Internet.
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