dijous, 15 de gener del 2009

Desconcierto pepero

RAJOY, Y DE PERDIDOS al río, empezó la legislatura desterrando al ala dura del partido, a los vivos representantes del aznarismo, porque quería un PP y una oposición más sosegada. Pero, a juzgar por el intercambio de reproches diarios entre sus militantes, diríase que lo único que ha logrado es trasladar la bronca de antaño del Congreso al partido.

Monteserrat Nebrera, el ojito de Piqué, no estuvo afortunada al tachar el acento andaluz de la ministra Álvarez de “chiste”, ya que la broma era, es y será lo que la titular de Fomento dice. Pero la celeridad con la que Nebrera ha sido expedientada deja al descubierto la sed de venganza que generó al disputar al ala oficialista el liderazgo del PP catalán. Javier Arenas no corrió tanto cuando Ana Mato, destacada dirigente popular, dijo que “los niños andaluces son prácticamente analfabetos”.

En Madrid, encontramos el pulso que mantienen Aguirre y Gallardón por la continuidad de Blesa en la presidencia de Caja Madrid y todo ello sin que Rajoy se defina. En Valencia no tardará en estallar la batalla que enfrenta a Camps y Valcárcel, los presidentes de Valencia y Murcia, con Cospedal sobre el trasvase Tajo-Segura.

Ante semejante barullo, a Rajoy le da por consultar con un grupo de expertos como mejorar su imagen pública, a través de las nuevas tecnologías, para compensar la mala prensa que tiene en los medios tradicionales. El PP siempre ha tenido problemas de comunicación, aspecto que los socialistas controlan muy bien, que se lo digan a Rubalcaba; pero nunca había sido tan evidente que las contrariedades del Partido tienen ahora poco que ver con la comunicación, sino con el fondo. El PP no necesita expertos en imagen, la receta por ahora es elaborar un proyecto sólido y un líder, que al lógico debate interno, ponga orden a este desconcierto pepero.

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