
Así que sólo una maniobra de este estilo haría que Zapatero perdiera, aunque me insisten en que CiU y PP no se podrán de acuerdo en todo. De lo que no hay duda alguna es que ambos intentarán sumar al PNV para que vote algunos de los acuerdos que sí se cierren. Las palabras fueron así de elocuentes: "al Gobierno le espera un tsunami".
Ya en el Pleno de la semana pasada subió la marea: el PSOE perdió su primera votación por una iniciativa del PNV precisamente -la supresión de un ministerio en 2010- a la que se sumaron el resto de los grupos salvo el socialista.
Así que asentadas las negociaciones entre CiU y PP deberíamos remarcar el cambio de actitud de los catalanes: si bien los diputados nacionalistas habían augurado una legislatura difícil para Zapatero, por desalojar a Ibarretxe, en la coalición nacionalista aún seguían escociendo, y mucho, las perlas 'populares' dichas a cuento del Estatut (el fallo del Constitucional se conocerá después de las europeas) durante la pasada legislatura. Parecía que las heridas infringidas por Zaplana, Acebes y Rajoy cicatrizarían mal y tarde.
Pero ya conocemos a CiU, que aprendió de Pujol, a dejar siempre la puerta abierta; y por eso ya apuntaban a mayores tras las elecciones en el País Vasco y no descartaron pactos en el próximo debate sobre el Estado de la Nación para pasarle el rodillo al PSOE y a Montilla; por cierto ¿dónde andará?
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