MARIANO RAJOY RESUCITÓ AYER en Galicia y se convirtió en el nuevo líder del PP. Más de cinco años después de ser ungido presidente del partido por el dedo de José María Aznar, Rajoy recuperó este domingo su autoestima, se sacudió de encima los complejos, silenció a sus enemigos internos, rompió amarras con el pasado y propinó a José Luis Rodríguez Zapatero su primer revolcón electoral desde que llegó a La Moncloa.
El presidente del Gobierno sufrió ayer una amarga derrota en Galicia, pero, a cambio, ganó posiciones en el País Vasco y puede propiciar un rolvocón historico, digno de un blog sobre camas redondas, si permite que su candidato, Patxi López, se convierta, con el imprescindible apoyo del PP y UPyD, en Montipatxi, o sea en el primer lehendakari no nacionalista, por la misma gracia pactista, que no divina, por la que José Montilla es el primer presidente de la Generalitat que se lía con los pronombres débiles del catalán. Pero catalanadas a parte, tras el estrepitoso fracaso del proceso de paz, Bono podría colgarle ahora una medalla a Zapatero por mandar al PNV a la oposición después de 29 años ininterrumpidos en el poder, aunque los nacionalistas han ganado claramente las elecciones. A Ibarretxe, el que sí está legitimado para intentar formar gobierno ya le habrán llamado Artur Mas, algún gallego y, hasta algún mallorquín para recordarle la facilidad que tienen los socialistas para gobernar sin ganar elecciones.
Si el suspense en Euskadi se mantuvo anoche hasta la recta final del escrutinio, en Galicia la emoción se disolvió como un azucarillo apenas cerrados los colegios electorales. Alberto Núñez Feijóo, sin necesidad de esperar al angustioso recuento del voto emigrante, obtuvo un triunfo más fácil de lo previsto y abrió un futuro cuando menos incierto para su rival socialista, Emilio Pérez Touriño, que podría pagar muy caro su desafío a Ferraz por haberse negado a escuchar las voces que le recomendaron adelantar las elecciones para esquivar el impacto que el agravamiento de la crisis económica tendría en las urnas.
Pepiño Blanco, otro de los damnificados por la pérdida de la Xunta, siempre podrá culpar a Touriño por haberse empecinado en agotar la legislatura. Pero el todopoderoso número dos del PSOE tal vez no se conforme con ese pobre consuelo y acabe cobrándose la cabeza del malogrado candidato a la reelección, quién sabe si para postularse él mismo como aspirante en 2013.
Euforia del PP
El arrollador triunfo por mayoría absoluta en Galicia, la suave caída en escaños en el País Vasco tras la traumática salida de María San Gil y la posibilidad de poder contribuir decisivamente a desalojar del poder al PNV desataron la euforia en el PP y le dan alas a Rajoy para volar sin sobresaltos hasta las elecciones generales de 2012.
Incluso si un improbable batacazo en las europeas del próximo mes de junio volviese a cuestionar su recuperado liderazgo, Rajoy, al menos, ya no tendrá enfrente a Esperanza Aguirre, uno de los pocos enemigos que habrían podido disputarle el trono de no haberse autoinmolado en la pira de su propia ambición, y cuya ausencia anoche en la sede de Génova fue la muestra más elocuente de su aislamiento.
Zapatero saboreó ayer en Galicia, por primera vez en cinco años, la hiel de la derrota. Y recibió un serio aviso de que la recesión económica le puede pasar al cobro más sinsabores en futuras citas electorales. Pero tal vez su baraka no le haya abandonado definitivamente, porque un lehendakari socialista será el bálsamo que alivie el dolor de la espina gallega. A cambio, claro está, de asumir que el resto de la legislatura será un via crucis para el Gobierno si no encuentra nuevos aliados en el Congreso, porque el PNV le retirará su apoyo en Madrid en cuanto López se mude a Ajuria Enea.
El escenario más probable en Euskadi es que, tras ser investido lehendakari con los votos de Antonio Basagoiti y Rosa Díez, López presida un Ejecutivo socialista en minoría, porque se antoja improbable -aunque no imposible- que el PNV, después de proclamarse anoche claro vencedor, acepte un papel secundario en un Gobierno de coalición encabezado por el PSE. Lo paradójico es que, pese a haber logrado ayer sus mejores registros, Juan José Ibarretxe tenga que hacer la mudanza. Y no menos chocante resulta que el PP guarde ahora la llave de la gobernabilidad en Vitoria justo cuando peores resultados ha cosechado en su historia. Definitivamente D'Hont no sabía que en lío nos metía a todos cuando formuló su ley.
Por cierto, me han dicho esta mañana que, finalizado el proceso electoral, Zapatero ya ha permitido que Magdalena Álvarez vuelva de Siberia.
1 comentari:
Y al final Pepiño hizo rodar cabezas. Touriño dimite como presidente del PSdG. http://www.elmundo.es/elmundo/2009/03/02/espana/1235994469.html
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